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Y LLEGÓ DICIEMBRE

Pánico me da este mes de diciembre y no por lo que generalmente le da pánico a la gente: los gastos . Pues no, a mí lo que me da pánico es el follón que hay por todas partes, las aglomeraciones, el caos circulatorio y las tonterías mil que a todo el mundo se le ocurren.

Ya no hablo de los papanoeles subiendo por las ventanas, que parece que este señor no tiene nada que hacer porque cada año aparece antes. Recuerdo que, hasta hace bien poco, los adornos navideños tenían el pistoletazo de salida para Santa Llúcia, allá para el día 10/13 o como mucho adelantarse para la Inmaculada; pues bien, ahora a mitad de noviembre ya hemos ido viendo cómo se encendían lucecitas, se ponían lacitos, flores de pascua y sobre todo los papanoeles de todos los tamaños y posiciones: suben, se cuelgan, se columpian, tocan la trompeta o saludan al personal a pesar de ser de trapo, plástico o vaya usted a saber de qué otra materia.

No sé a santo de qué se habla tanto de ahorrar energía cuando tenemos un derroche de la misma en cualquier ciudad o cualquier pueblito que se precie. Yo ya empiezo a no entender nada porque son los mismos ayuntamientos los que cuelgan las luces de muchas calles o de las fachadas de la "casa de la villa". Y mejor no hablar de los árboles de Navidad que si son de verdad, aparte de sufrir con las bolitas, lucecitas, angelitos, campanitas y demás artilugios que les cuelgan, dejan el suelo de la habitación hecho una mierda porque, los pobres, van perdiendo sus hojas a causa del mal trato. Eso sí, luego, a bombo y platillo, vendrán las campañas de recogida para hacer abono o el transplante al bosque más cercano, que, por otro lado, puede ser bien lejano, y nada, todos tan contentos convencidos de la magnífica labor que se ha hecho, en pro del reciclaje, con quitarse de enmedio el trasto del arbolico. Claro que cada vez más el imperio chino se encarga de llenar el mercado con los árboles de plástico, todo sea en favor de la madre naturaleza y del bolsillo del chino de turno; pero... ¿cómo poner un árbol y que se vea que es de plástico? No sufrir que aquí está el oriental espabilado que tiene todo lo habido y por haber, y con más colores que el arco iris y la paleta de Goya, para dejar sin el menor resquicio de rama a la planta en cuestión. Brillará, cantará con sonido metálico el "Noche de Paz" o cualquier otro villancico universal, se doblará poco a poco con el peso de lazos, bolas, velitas y tirones de los niños de la casa e irá contando los días que le quedan de sufrimiento hasta que le vuelvan a su caja, bien dobladito, eso sí ,que tiene que durar por lo menos otro año, que hay que ahorrar, y donde dormirá hasta hartarse y repondrá las fuerzas para quedarse sin ellas cuando lo vuelvan a sacar.

Y podría seguir el tema, pero entonces tendría que hablar de las hortereces con las que vamos decorando, ¿he dicho decorando? ¡uff! nuestras casas. Es como una vuelta al Barroco, pero ahora se puede llamar Barroco Mercantil. Pareció en algún momento, allá para la última décda del siglo XX, que volvíamos a acordarnos del pesebre, del belén que tantas y tantas horas nos llevaba el ponerlo, tenerlo limpio, adelantar las figuras para que le día 24 estuvieran delante del Portal, vigilar que Herodes no saliera del castillo o que los patos tuvieran su lago en condiciones y que la lavandera pudiera lavar en el río sin que la oveja de turno la molestara, ¡ah! y no olvidar que la estrella brillara suficiente para que los Reyes Magos no se perdieran por el camino y no llegaran a tiempo a su destino y de paso a nuestros balcones; pero no, todo fue una ilusión de la que algo queda, aunque poco. Llegó el silencioso mago oriental y el brillo de la estrella apenas se veía con las luminarias de todo tipo y cada vez más chillonas con las que llenaba su bazar y poco a poco, la estrella se fue apagando y miles de luces de todos los colores, a cual más cantón, llenaron los escaparates y en éstas seguimos y como si de un concierto se tratara vamos "in crescendo".

Una como está chapada a la antigua, en estas lides se rebota y este año, en vez de un pesebre como pongo desde que mi mente recuerda algo, pondré dos: el de siempre y uno nuevo de escayola que compré el otro día en una tienda de manualidades. La única duda que tengo es si pintaré las figuras o la dejaré blancas como están ya que lo mío no es precisamente el arte pictórico.

 

Foto.- Sergio Padura

 

2 comentarios

kiki -

A mi lo que me joroba es que me penalicen por tener la calefacción y el agua caliente de luz y por ahí encendiendo luces al lado de mi balcón. Por otra parte, por qué no puedo yo elegir la energia que quiera para mi calor?

jaume -

Hablando de consumismo y Navidad. Ayer fui a la Fira de Santa Llucia...quedé alucinado del mogollón de mercandishin navideño (en su mayoría chuminadas) que se vende. ¿Hay alguien que compra esas chorradas? ¿Nos estamos volviendo un poco majaretas? Son unas cuestiones sobre las que tendriamos que reflexionar.

Otra cosa, con este tiempo que hace no parece que venga la Navidad, y eso que estamos a menos de un mes. El cambio climático cada se hace más presente. Ayer en la tele pasaron un reportage sobre la zona ártica, q es donde Papa Noel vive, y este año casi no ha nevado, en todo el reportaje no se vio nada de nieve....

Si quereis saber algo más sobre las consecuencias del cambio climático os recomiendo la película Una verdad incómoda (An Inconvenient Truth) apadrinada por Al Gore. Si queréis ver el trailer os indico la url:
http://www.apple.com/trailers/paramount_classics/aninconvenienttruth/trailer/